Y Ahora, ¿qué?

Y ahora, ¿qué?.  Luego de la pandemia por COVID 19, los gobiernos del mundo han hecho un gran esfuerzo para contener y mitigar la enfermedad.  Conforme el tiempo va pasando, en cada país se empiezan a tomar medidas que buscan la reactivación de la sociedad y de la economía, pero ¿qué podemos esperar ahora?.

En las primeras fases de esta crisis mundial, lo primero en  lo que  pensamos es en prevención. A través de la prevención, se ha conseguido que diferentes países eviten contagios masivos o bien empiecen a disminuir sus contagios. La prevención se ha conseguido a través de medidas tales como: el distanciamiento social, cuarentenas parciales o totales, el uso de mascarillas, la limpieza constante de manos, entre muchas otras.  Pero, ahora que se empieza a ver en el horizonte la posibilidad de reactivar nuestras actividades ¿qué nos toca hacer?.

Estamos viviendo las primeras fases de esta pandemia, en las cuales la prevención ha sido la protagonista.  Ahora que corresponde regresar a nuestras actividades diarias, muy posiblemente muchos de nosotros podríamos pensar en que todo va a volver a la normalidad.  Sin embargo, nada está más alejado de esa normalidad luego de esta pandemia, tenemos que considerar los diferentes factores que van a influir en nuestra actividad diaria.

Cuando hablamos de los diferentes factores que debemos considerar, ahora que estamos retornando a nuestras actividades diarias, el riesgo de una segunda ola de contaminación es palpable, por consiguiente las medidas preventivas que tomamos durante este período de contención seguirán siendo vigentes en menor o igual proporción, posiblemente por los próximos  18 a 24  meses.  Sin embargo el riesgo a considerar ya no es unicamente el COVID-19.

Lo que quiero decir con esto, es que si bien la preocupación que todos tenemos de una segunda oleada de contaminación por el COVID 19, no debería ser el único factor que debemos considerar a la hora de retomar nuestro día a día y nuestro trabajo.  También debemos pensar en qué condiciones van a llegar nuestros colaboradores y compañeros,  es decir cuando se proyecte en cada una de nuestras instituciones el análisis de riesgos que va a definir los patrones, los protocolos,  los cambios que vamos a implementar,  se deben considerar aquellos factores  psicosociales  que no son tan palpables pero estarán presentes en todo momento, no solamente los factores biológicos a los cuales nos empezamos posiblemente acostumbrar.

Este artículo no tiene la finalidad de ser un instructivo de cómo montar su programa de prevención ahora que retornemos a nuestras actividades diarias, pero sí busca poner sobre la mesa aquellos factores que debemos considerar ahora que retornemos.  Lo que quiero decir es que si bien  tiene que tomar en consideración al COVID-19, debemos también ver estos aspectos psicosociales y considerar dentro de nuestro programa de reactivación la implementación o un punto de control dentro de nuestro programa de vigilancia médica: la evaluación psicológica de nuestros colaboradores. 

No podemos olvidarnos tampoco de los riesgos ergonómicos o los riesgos físicos ahora que regresemos a nuestras actividades, nuestros colaboradores estarán trabajando en condiciones a las cuales no estaban acostumbrados. Por ejemplo ahora deben utilizar cubrebocas, en algunos casos estarán utilizando caretas, lo cual puede generar un disconfort de la actividad, lo que puede desentrañar desde  enfermedades asociados a la ergonomía como también problemas o enfermedades asociados a los riesgos psicosociales, como ya lo hemos mencionado.  Cuando hablamos de riesgos físicos, tenemos que considerar si ahora la temperatura del ambiente, el flujo de aire que tenemos en nuestras instalaciones y el porcentajede humedad son las adecuadas para desempeñar nuestras actividades diarias.

En conclusión, lo que buscamos es evitar un principio que se conoce como vista de túnel, es decir que estemos tan enfocados en las medidas asociadas directas al COVID-19 que perdamos de vista todos los otros factores de riesgos asociados. Por lo cual,  los exhortamos como prevencionistas a hacer los análisis de sus instalaciones  con un equipo multidisciplinario, evaluando desde las diferentes familias de riesgos,  manteniendo siempre un enfoque de salud física como podrían ser los riesgos biológicos; sin descuidar en ningún momento la Salud Mental asociada a los riesgos psicosociales.  

Recordemos que todos los factores y variables que surgen de nuestro análisis de riesgos, tienen el potencial de generar enfermedades y accidentes laborales, ya sea de forma directa o indirecta y nunca nos olvidemos que la prioridad de un prevencionista salubrista es la salud de nuestros colaboradores.

Escrito por: Ing. Julio Pablo García Díaz / Gerente General / PRAIND Consultores, S.A.